viernes, 5 de agosto de 2011

Just Plain Bullshit: Merezco la muerte.

En este mundo existe gente que simplemente no tiene ni una neurona en el cerebro y hace que el resto de las personas se sienta con ganas de darse un tiro. Cristina es parte de esa gente.

Pero hoy no les contaré de Cristina, que hay que dejarla recuperar energía para el comienzo de las clases.

En esta entrada quiero comunicarles sobre la existencia del ser más estúpido, tonto, idiota y sin cerebro que haya podido pisar la faz de la tierra.

Ese ser es acusado de hacer las barbaridades más subnormales de la historia.

Ese ser soy yo (pero supongo que ya lo habíais intuido hace rato).

Me preguntarán: ¡Sandra! ¿Pero de qué estás hablando? Estoy hablando de cómo yo muestro que mi cerebro está funcionando al revés y que necesito dejar de dormir.

Veréis, hace tres días que estoy durmiendo de forma casi continua (algo raro en mí, que siempre madrugo) y cada vez que me levanto mi cuerpo mente no parece analizar el movimiento o la falta o la sobra de el mismo. Lo que quiero decir es que me movilizo y me doy cuenta de ello porque recuerdo haber ido de un lugar a otro, pero cada vez que me dispuse a cumplir parte de la rutina banal de todos los días, algo raro pasaba.

Antes de continuar, quisiera añadir que para mí cada acto rutinario ha dejado de ser un conjunto de movimientos para convertirse en uno solo. Por ejemplo, el simple acto de levantarme de la cama ya no es abrir los ojos, estirarse, bostezar y elevar la mitad superior del cuerpo para formar un ángulo de noventa grados... o una "L" (aka. sentarse) para moverse otros noventa grados y acercar los pies a la orilla de la cama para luego ponerlos en el suelo (o en las versiones menos comunes: rodar al suelo en algún punto de la noche y abrir los ojos en la mañana para darse cuenta de que se está en el puto suelo), ahora es levantarse de la cama, a secas. Largo, ¿no? Hace mucho, mucho, mucho tiempo mi mente tenía que estar "despierta" para poder hacer todo lo anterior o me quedaba suspendida en un estado letárgico que podía durar horas. Luego, al repetirlo tanto, se ha vuelto algo que mi cuerpo hace por sí solo sin necesidad de que tenga que pensar en lo que hago. Incluso hubo un día donde pensé: tengo que levantarme de la cama, y cinco segundos después me di cuenta de que estaba vestida y lista para ir al colegio.

Es algo tan rutinario y repetitivo que ya mi cuerpo lo hace de forma automática. Lo mismo para bañarse, cepillarse los dientes, etecé, etecé... ¿Que qué tiene que ver todo eso con que soy una tonta? A eso voy.

Gracias a mi sobrecarga de sueño, mi mente duerme de forma más pesada y mi cuerpo se ha visto afectado por ello. Hace dos días iba a cepillarme los dientes, algo que se puede hacer con los ojos cerrados. Me cepillé los dientes sin haber abierto los ojos y cuando los abrí tenía barba. Una pegajosa, esponjosa y blanca barba de crema de dientes.

Resulta que mi cuerpo había cumplido todos los pasos de "cepillar dientes": crema en el cepillo, llevar cepillo al nivel de la boca, cepillar de arriba para abajo y las muelas de forma circular. Todo hecho menos una triste y banal cosa: Abrir la boca para cepillar con el cepillo de diente los dientes.

En su lugar terminé cepillando mis mejilla, barbilla, bozo, parte de la nariz y parte del cuello.

Y eso no es todo. Esa misma tarde me dispuse a bañarme y a lavarme el pelo. Normal.

¿Qué pasó? Al parecer, mi subconsciente quería también lavar la ropa. La que tenía puesta.

Eso. Me he metido en la ducha con la ropa puesta y abrí la llave.

Cerebro mío, ¿es que te he hecho algo malo para que ignores el hecho de que tu cuerpo está en el modo "idiota"?

El resto de día pasó de forma normal, común y corriente, y siguió así hasta la noche de ayer.

Anoche tenía tanto sueño que sólo quería acostarme y dormir. Me dirigí a mi cama con el objetivo de tirarme encima de ella... sólo para terminar envuelta en un mar de toallas. Al parecer ahora acostarse ya no es tirase en la cama como caigas y dormir. No, Ahora es aprovechar el hecho de que tienes una litera y colgar toallas de la cama de arriba para que la de abajo quede oculta a la vista como una guarida a la que se le ha dado el nombre de "Fuerte Pedro". Y no me pregunten por el nombre porque ni yo lo sé.

No sé qué es peor. El hecho de haber "construido" un fuerte y llamarlo Pedro o el hecho de que dormí en él, estoy escribiendo en él y que hace tres horas estaba en él planeando con mi consejo del mal  (aka. un montón de peluches) una forma de apoderarme del mundo (aka. la sala con el 360).

Estoy mal gente, muy mal.

Y mi consejo maligno os manda saludos y os ofrecen una taza de té a las siete (¡deje esa tetera donde va, coronel Teddy!).

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