sábado, 18 de febrero de 2012

De cómo vacié mi puta billetera en un día.

Como friki que soy, ir a las convenciones de anime no es una actividad que me sea indiferente del todo.

Y como friki maracucha que soy, no podía perderme la Tomodachi Event que se ha celebrado hoy, y continuará mañana, en lo que antes era el Bingo Palace.

Es la primera convención de calidad a la que asisto en un muuuuuy largo tiempo, desde la Ichiban que hicieron en el Sambil a la que fui con Virgilio e Ignacio. Éste último me acompañó, junto con Gilbert, Eliza y Suzako, y ambos nos quedamos embobados con lo grande que era el lugar en comparación con los demás. Era lo suficientemente espacioso para verse lleno y aún poder caminar entre la gente con toda la comodidad del mundo.

No sólo eso, la cantidad de actividades que había demostraban que el equipo organizador de verdad le había echado todas las ganas posibles: Concursos de AMV (habían varios de calidad, como uno de Bakemonogatari que nos dejó boquiabiertos), karaoke, Para-Para (Santa Madre, el último equipo, unos morenos cuadrados, bailando como lolitas mientras iban vestidos con pantaloncillos y uno estaba sin camisa, fue lo mejor de todo), Cosplay, Jan-Ken-Pon y más... Todo elaborado con esmero y cariño.

¡Y ni hablar del pequeño niño de peluca azul que formaba parte del comité de bienvenida por el simple hecho de que era la cosa más tierna habida y por haber! Existe la sospecha de que Eliza e Ignacio se volvieron pedófilos sólo por él.

El niño de pelo azul es veinte mil veces más tierno
que el cachorro de la imagen.

También había mucha variedad en lo referente a mercancías y me llevé tantas series en DVD que mi cartera, que tiene casi las mismas cualidades que el bolso del gato Félix, se llenó, aunque quedé muy decepcionada al no encontrar absolutamente nada de Kyuubey...


El mejor no-antagonista de la historia.
Y  el más peligroso.

Y como se acerca la fecha menos esperada del año, el cumpleaños de Gilbert, decidí comprarle un regalo para que no fastidiara más hasta dentro de veinte siglos: Un peluche de NyanCat, con arcoiris y todo, hecho en fieltro y que regateé hasta que la vendedora casi se lo vende a alguien más por el doble del precio original.

Lo que sí me espantó fue la impresionante cantidad de hipsters que aparecieron por ahí. Había tantos que uno podría pensar que ser friki es algo que va de la mano de ser un hipster cualquiera, lo cual no es malo, pero tampoco bueno, es simplemente algo que es y ya y que me molesta un poco, aunque éso ya es problema mío porque soy de L'Oreal y lo valgo.

¿Sabéis qué? En lugar de contar con detalle qué tal estuvo, id vosotros mismos, quiero decir, fue tan buena que cualquier persona de este mundo podría haberla disfrutado. En conclusión, me divertí a más no poder y espero volver a una convención cuya organización sea casi tan buena como la de ésta. 

2 comentarios:

  1. Después te cuento lo que hice con el niño cuando lo secuestré >:3 BUAJAJAJAJAAAA

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  2. Aoi-kun pana mio ¡COORRREEEEEEEEEEE!

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