martes, 8 de febrero de 2011

El tiro por la culata.

-Luego de varias quejas por no haber escrito en dos días, he logrado hacer un hueco en mi muy ocupada vida para hacer otra entrada. Vamos, gente, que yo tengo una muy ajetreada vida y el concepto de tiempo libre es completamente desconocido para mí.

...

Y eso, lectores, se llama mentir de la forma más descarada posible.

Por primera vez en todo el año escolar, Humanidades iba a tener una semana llena de exámenes y exposiciones. Por fin iba a llegar el momento de probar que podíamos soportar la misma presión por la que viven los de Ciencias. ¿Y qué pasó?

Nos movieron todo el calendario y ésta semana se convirtió en la semana más mierda de nuestra vida. Sólo tenemos una y solo UNA cosa que hacer y es endemoniadamente fácil, más que los, las y... *inserte artículo para describir un género indeterminado* trabajadores nocturnos de Cinco de Julio.

Si mi vida fuese un libro, y por suerte no lo es, hoy hubiese ocurrido el suceso más anti-climático de toda la historia literaria. Digo, yo, como protagonista, encuentro un motivo o causa que impulsa mis ganas a hacer algo que valga la pena y la trama está a punto de empezar a desarrollarse cuando de repente todo se va por la cañería y todo se cancela en un chasquido de los dedos, sin previo aviso.

No crean que voy a rechazar tiempo libre, pues prácticamente soy el epítome de la pereza y puede que vaya al infierno por ello, y mucho menos iba a pararme a quejarme al respecto (será para que me linchen viva).

Aunque, claro está, a veces ese tipo de situaciones las causa uno mismo.

Como hoy, donde se supone que iba a presenciar una charla sobre las armas o el cólera, alguna de las dos.

Y resalto el "iba". Muy resaltadamente.

Los martes nosotros salimos muy, muy temprano, a las diez con cuarenta y un poco más, y yo prefiero irme del colegio inmediatamente salgamos de clases, por lo que cuando las personas que dieron la charla (suponiendo que la dieron) se dieron el lujo de tardarse más de lo que yo quería esperar, me levanté con algunos otros de mi salón, dije que mi madre me esperaba y me fui "pa'l coño".

Preferiría que se dejase de lado el hecho de que mi madre estaba algo lejos en ese momento, que me quedé media hora sentada en el desierto de la soledad que es la Iglesia y que las hormigas me invadieron literalmente hablando.

Mi madre dijo que: "quisiste hacer una gracia y te salió una morisqueta", porque bien podría haberme quedado en la charla. con aire acondicionado...

Aún así prefiero haberme quedado en el calor que escuchar una charla que va sobre algo que todos sabemos.

Digo, unas pocas horas con el Call of Duty y uno se vuelve casi un experto.

Y sobre el cólera... bah, francamente, cariño, me importa un bledo (empatía por los enfermos, igual, cero).

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