jueves, 17 de febrero de 2011

La amiguis bruta: crisis nerviosa, la secuela.

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Estoy hecha una bola de mierda con temperatura de 39.4 grados, los sucesos de hoy están muy borrosos y mi mente estuvo muy lejos hasta hace poco.
Por hoy (y por todos los demás días, básicamente) no soy una fuente de hechos confiable.
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Poque no todas las secuelas son buenas.
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Estábamos en clases de Psicología con la Borde, quien estaba haciendo interrogatorios sobre el tema de LA MOTIVACIOOON!!!1!!uno! (ya os advertí que no lo iba a superar), y ella llama a Cristina para evaluarla sobre el tema. Supongo que ya todos sabemos a dónde va la cosa, ¿no?

Antes de acercarse hacia la profesora, el tono de piel de Cristina se pone más blanco que el mismo fantasma de Elena (que conste que nunca he visto la novela y la frase es sólo para dar énfasis) y... Por el millón de dólares, Cristina, al estar frente a la Borde:

a)Contesta correctamente.
b)Tiene otra crisis nerviosa.
c)Empieza a rezar.
e)Caca, culo, pedo, pis.
f)No te diste cuenta que no puse la letra "d".
g)Miraste arriba a revisar si estaba la "d".

Si contestaron "b", ¡acertaron! Y si contestaron "c", también... de cierta manera.

Al oír la primera pregunta, Cristina empieza a temblar, su cara vuelve a ponerse roja y balbucea. Esta vez, gracias al Cielo, a la Tierra, al Infierno y al Vergatario (que estuvo de oferta hace poco, compre uno y se llevará un burro gratis con un chigüire a mitad de precio), Cristina no chilló... tan fuerte, porque mis oídos volvieron a sentir esa perforación asesina que se produce ante semejante sonido.

Todos nos carcajeamos de nuevo ante el espectáculo, que se empieza a poner aburrido, y cuando empezó a "rezar" nos carcajeamos más. Dejadme ilustrarles, jóvenes padawan, Cristina junta las manos como si rezara y entre los tartamudeos se pudo entender un "Dios mío" o algo así y repitió esa frase una y otra vez, así que sólo le faltaba el rosario en el cuello.

De sólo imaginármelo me río más: "Pa-pa-padreeee nuesss-tro-o, que-que-quee estáss e-en el Ci-cielo... ¡Ay, pro-profe!"

Empatía, cero. Y ésta vez, como si fuese karma hecho y derecho, Gregorio fue el que rió luego de una muy buena imitación de Cristina, quien sacó trece al final.

He de admitir que Joaquín podría aprender un par de cosas de la Borde.

Ah, el mundo ha vuelto a su normalidad.

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