jueves, 13 de enero de 2011

¡Chocolate!

¿Quién podría odiar semejante manjar de dioses?

(Ojo: sí conosco gente a la que no le gusta, ¿vale?)

Un amigo me ha traído un tubo de M&M y me lo tragué en media hora... está bien, en quince minutos, de veras que es la mejor cosa del universo. Es por el chocolate que el mundo gira.

¡Vean, vean!

"Saboreo lenta y pausadamente el dulce en mi boca, degustando con el mayor placer su sabor, su forma, su textura, el cómo se derrite dentro de mí. Dejo salir un gemido, sin poder soportar las olas de exitación que me causa volver a probar aquel manjar. Me relamo los labios y, con mucho pesar, trago el contenido que ahora es casi líquido por el calor de mi cavidad bucal...

¡Buen Jesús! ¿quién podría decir que el chocolate era tan sabroso?"

Suena... erótico... uy. Pero no por eso es menos verdad.
Una amiga me dijo hace tiempo que ella mataría por chocolate, no es la única.

Creo que deberían haber billetes de chocolate.

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